Me pareció muy bueno, hay tantos 'economistas' truchos haciendo pronósticos que nunca se cumplen que con diario del lunes deberían pagar algún costo... Siendo un poco serios se entiende que esto no podía terminar de otra manera...
La Izquierda Diario | 11 Diciembre 2016
OPINIÓN
Efectos e
inconsistencias del programa de Cambiemos
Cambiemos
ganó prometiendo una mejor Argentina para todos. Son pocos los que sacan
provecho de su política económica.
Investigador
CONICET
Investigador
IDAES-CONICET e integrante de la Sociedad de Economía Crítica (SEC)
La caracterización del programa
económico de Cambiemos es una tarea relevante. Se trata de identificar fuerzas
sociales en disputa, que propician ciertos proyectos en detrimento de otros. No
todos ganan: siempre alguien cede y sufre. El problema de la hegemonía implica
desentrañar cuál es la fracción de clase que está logrando generalizar sus
propuestas como las de la nación. Aunque en los hechos unos pocos estén sacando
provecho, Cambiemos ganó prometiendo una mejor Argentina para todos. Mostrar
quiénes son esos pocos y cómo lo hacen es central para proponer cambios
políticos.
Ya quedó claro que las devaluaciones y la eliminación o la
reducción de retenciones a las exportaciones mejoraron la rentabilidad en los
sectores primarios y los industriales procesadores de materias primas. Esto
implicó fuertes subas en los precios de los alimentos y el consecuente
deterioro de los salarios. El capital minero también se favoreció por estas
medidas, y por las subas de los precios locales de los hidrocarburos, con un
sendero plurianual de alza que garantiza jugosas rentabilidades.
Al alza de la inflación se sumó el tarifazo del agua, transporte,
gas y luz. Y aunque la resistencia social lo demoró parcialmente, la suba de
los servicios públicos sigue en plena marcha, con nuevos aumentos para el año
entrante, alimentando ganancias sectoriales. Contra los pretendidos objetivos
del gobierno, esto erosiona la competitividad de la economía al elevar los costos
de producción de otros bienes. Este tarifazo golpeó a los hogares y al conjunto
del entramado pyme.
Un elemento complementario fue la mayor desregulación del comercio
exterior, lo que en un mundo desbordado de productos sin demanda, opera como un
yunque sobre el empresariado menos competitivo. Los primeros diez meses de este
año las importaciones de bienes de consumo y de autos crecieron (9% y 25% más
que en 2015, respectivamente), desplazando producción nacional en muchos rubros
fabriles. Sólo los capitales de mayor productividad pueden sobrellevar esta
apertura: aquellos organizados en torno a los recursos naturales. Es el rumbo
que Macri busca consolidar con su intención de firmar tratados de libre
comercio, hasta ahora esquivos.
Esta agenda se completó con la intensa gira de promesas al
empresariado, con hitos en Davos, el G-20 de Pekín, el mini-Davos y el coloquio
de IDEA. A pesar de las promesas de previsibilidad y garantías, la lluvia de
inversiones no llega. El balance comercial argentino, consolidando la tendencia
de los años previos, reposa de manera cada vez más evidente sobre los sectores
basados en la explotación de los recursos naturales. A octubre de 2016, las
exportaciones primarias son las únicas que muestran alzas (13% mayores respecto
del año anterior).
Un gran ganador del nuevo programa es el capital financiero,
responsable de proveer recursos para que las cuentas fiscales y externas tengan
al menos un cierre contable. La toma del Estado nacional de casi 40.000
millones de dólares ha financiado gastos corrientes y salidas de recursos (vía
pagos de deuda, fuga de capitales, remisión de utilidades, importaciones
industriales, turismo). Para el 2017, el gobierno apuesta a redirigir esta
ruleta de deuda hacia la obra pública, buscando alguna reanimación económica en
año electoral. La asociación con los gobernadores es clave en este proyecto,
repartiendo la carga financiera y emitiendo a tasas de interés que superan el
7%, e incluso el 9% para algunas provincias.
Los negocios financieros están en franca expansión. La estrella
del mercado es la operatoria en Letras del Banco Central, que tras alcanzar el
38% anual en pesos durante el primer trimestre, se sostienen desde hace dos
meses por encima del 25%. El plazo medio de maduración de esas Letras ronda los
50 días, otorgando grandes ganancias gracias a lo que la jerga denomina
“carry-trade”: bicicleta financiera lisa y llana. La eliminación de trabas en
la cuenta financiera y de capitales ha facilitado los negocios a través de las
fronteras: ingresan dólares, se cambian a pesos, se colocan a cortos plazos con
elevados rendimientos, y se retiran a moneda fuerte otra vez. El uso de las
LEBAC para sostener el precio del dólar estable favorece esta mecánica
especulativa, garantizando que los rendimientos no se vean afectados por una
devaluación; en una línea similar juega la toma de deuda externa.
Éste es el esquema básico que representa el carácter social del gobierno de Macri. La información del INDEC sobre la composición del valor agregado bruto a fines del primer semestre del año es elocuente. Entre las actividades que entre 2015 y 2016 aumentaron su incidencia en el conjunto de la economía (las ganadoras) sobresalen rubros procesadores de materias primas (agricultura, ganadería, explotación pesquera y de minas y canteras), la intermediación financiera y los servicios públicos.
Entre las actividades perdedoras se destacan la industria, la construcción y el comercio, todas importantes generadoras de puestos de trabajo. Los datos oficiales de octubre indican una caída del 8% de la industria y del 19% de la construcción respecto de igual mes en 2015. No es de extrañar que la destrucción de empleo haya sido la norma del primer año del gobierno macrista y clave para sostener una caída del salario real (del sector privado formal) en torno al 6% y promover diferentes esquemas de flexibilización laboral.
Éste es el esquema básico que representa el carácter social del gobierno de Macri. La información del INDEC sobre la composición del valor agregado bruto a fines del primer semestre del año es elocuente. Entre las actividades que entre 2015 y 2016 aumentaron su incidencia en el conjunto de la economía (las ganadoras) sobresalen rubros procesadores de materias primas (agricultura, ganadería, explotación pesquera y de minas y canteras), la intermediación financiera y los servicios públicos.
Entre las actividades perdedoras se destacan la industria, la construcción y el comercio, todas importantes generadoras de puestos de trabajo. Los datos oficiales de octubre indican una caída del 8% de la industria y del 19% de la construcción respecto de igual mes en 2015. No es de extrañar que la destrucción de empleo haya sido la norma del primer año del gobierno macrista y clave para sostener una caída del salario real (del sector privado formal) en torno al 6% y promover diferentes esquemas de flexibilización laboral.
En un panorama industrial crítico, que se expresa en fuertes
caídas en el valor agregado sectorial y en que es la actividad que más pierde
en términos de su incidencia relativa, también se reconocen evoluciones
dispares. Entre las ramas que más caen están las metálicas básicas,
metalmecánica, automotriz y tabaco. Las que menos caen son minerales no
metálicos, refinación de petróleo y alimenticia: todas ramas altamente
concentradas y ligadas al procesamiento de productos primarios, repitiendo la
lógica sectorial ya referida.
La inconsistencia temporal de este esquema de políticas es
palmaria. Con una inflación acelerada, el empresariado ha perdido la
competitividad ganada con las devaluaciones, y exige nuevos ajustes que, de
concretarse, incrementarán los precios. Para subir la productividad se pretende
tentar a la inversión productiva pero al mismo tiempo se suben los costos de
los insumos y servicios, sosteniendo una tasa de interés elevada. Así, la
formación de capital no sólo no llega, sino que en lo que va del año se retrajo
más del 4%. La sostenida recesión continúa expulsando fuerza de trabajo, lo que
agrava un cuadro social por demás complejo. Esta imprevisibilidad es detectada
por los inversores, que priorizan la colocación de sus fondos en inversiones
cortoplacistas. En el plano productivo, los sectores primarios son incapaces de
traccionar al conjunto de la actividad económica.
El problema es aún mayor en el centro del negocio financiero. Es
difícil saber hasta cuándo el Banco Central podrá renovar las LEBAC. Esta masa
de recursos supera a la base monetaria y constituye una auténtica bomba de
tiempo, disponible para correr velozmente contra el peso ante la menor amenaza.
A nivel externo, el Brexit y la victoria de Trump aseguran un aumento de las
tasas de interés de referencia, y un aumento del riesgo país. La salida de
fondos hacia los países centrales pondría en peligro la renovación de deuda
para la Argentina. Los recientes indicios de nuevas devaluaciones ponen luces
de alerta en tal sentido.
Los límites del planteo económico de Cambiemos (con sus ganadores
y sus perdedores) se hace cada día más evidente.
Los autores son
investigadores del CONICET/IDAES-UNSAM y SEC.
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