miércoles, 29 de marzo de 2017

De qué se habla cuando no se habla

por Carlos Borro

La marcha federal de los docentes fue multitudinaria y solitaria. El primer calificativo se entiende solo y el segundo merece una explicación que nace en la indignación.
Los docentes reclamaron un incremento salarial, la convocatoria a la paritaria nacional y el respeto a la institucionalidad que los agrupa, CTERA.
Hicieron saber a una sociedad cuyas instituciones  son poco afectas a respetarse a sí mismas que la dignidad que otorga el trabajo no se negocia ni en pasillos ni  despachos. El ámbito es la luz pública y la obligación de los poderes del estado es respetar a la organización sindical docente. De esto se trata: Ctera y la paritaria nacional con el reclamo de unificar un piso salarial para todos los docentes de esta maltratada patria, son la fortaleza que los gremios necesitan en las negociaciones provinciales. No se necesita el Google Map para saber que en las provincias con menor población, con altos niveles de pobreza, con menor institucionalidad o dudosa calidad democrática, los sindicatos docentes, los alumnos y sus familias, padecen los mismos males a la hora de reclamar salarios y calidad educativa que sus iguales del resto de la nación. 
En suma CTERA es un emblema federal de igualdad y fraternidad entre docentes, alumnos, familias, o las formas de organización social que los hombres libres adopten.

En estas virtudes enunciadas por los sindicatos docentes y respaldadas por sus integrantes está su soledad, construida por el silencio de los que tenían que defender la institucionalidad de CTERA y sus reclamos. Callaron parlamentarios opositores, calló la CGT, cuya identidad los obligaba a interpelar al gobierno. Obligarlo a cumplir con la ley es tarea de la oposición. El silencio  que se cobija bajo el difuso concepto de gobernabilidad, de no poner palos en la rueda, se traduce en grados de complicidad. La verdad relativa es el precio que cada uno de los ciudadanos  y dirigentes de este país le pone al silencio. Callar frente a la resistencia de los maestros no es inocente. Sólo de esto hablamos.



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